jueves, 19 de junio de 2008

Destino final

Llegó temprano. Todavía no estaba listo pero tampoco notó su presencia. Trató de evadirla como quien evade al enemigo.
Ya desde la madrugada y dormido se tapó ante el frío de una ventana que nunca estuvo abierta.
Se levantó sobresaltado por la hora y entró tambaleando al baño.
Las gotas de sudor le corrían desde la coronilla, pasando por la barba para morir al fin sobre el porcelanato. No bastaban las gotas para que resbalase.
La afeitadora, reluciente y afilada lo esperaba en el vanitory. Decidió no afeitarse ese día. A pesar del calor interno, afuera corría un gélido viento pampero.
Se desvistió rápidamente y dispuso media hora reloj para su inmersión en aguas que rondaban los 30 grados centígrados.
El secador de pelo esperó, enchufado. Cuando por fin se iba a secar la maraña de rulos azabache, una voz desde abajo lo apuró a tomar el café.
Bajó con una toalla envuelta al estilo árabe y tomó tres sorbos.
El auto estaba listo para chocar en el tercer semáforo por falta de frenos.
Decidió ese día tomar un remis para no tener que estacionar porque ya era tarde.
Ya en el segundo semáforo un camión cisterna apurado tocó bocina para sobrepasar al remisero.
Lo sobrepasa, pero el tercer semáforo lo intersecta.
Frena.
La inercia hace que el acoplado continúe.
Choca con el remis.
Da media vuelta, aplasta la mitad del auto.
Si, la mitad de atrás.
Llegó temprano.
Mas no tardó en que se hiciera la hora.

2 comentarios:

MANGUALA dijo...

wow.. historia real?

Vanesa dijo...

Sí.
Bah, en parte.
Tuve que reconstruir algunos hechos anteriores que no me fueron del todo esclarecidos por la obvia intimidad de la víctima y su familia.

Me hiciste acordar al último párrafo de Emma Zunz :)

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